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No es que me haya decepcionado Maria Antonieta. Desde el cartel promocional  esta peli me daba repelús.  No obstante, a Sofía Coppola le debo una por Las vírgenes suicidas y algunos momentos de Lost in translation.

Así que me esperaba lo que ví. Coppola Jr. es muy moderna, mucho, yo diría que ‘super guay’.  Así que se puede permitir el lujo de meter las canciones que quiera en la banda sonora -un acierto- y de colocar unas Converse de color rosa en el armario de la protagonista, porque sí, porque ella lo vale. Que ya puestos, lástima de escena del patíbulo con un Ipod a juego de la guillotina.

La dirección artística, decorados, vestuario y demás merecen un diez, eso sí. Son Fragonard en movimiento, lo reconozco. Lo malo es que a la larga, lo que te parecían cuadros de un pintor romántico, se convierten por saturación en anuncios sin pausa de Anais Anais de Cacharel. Con lo cual, esta película me la pasé echando de menos esos relojes Casio de cuarzo en los que se encendía una lucecita que iluminaba discretamente la hora. Porque Maria Antonieta, salvo la sorpresa inicial de su puesta en escena y los aciertos musicales, es soporífera. 

En resumen, la delfina llega a Versalles y como su marido no le hace ni caso pues hace lo que cualquiera -según sus posibilidades- ir de compras, ir de fiesta y comer chuches. El toque de modernidad que le ha querido dar es, a mi juicio, bochornoso. Maria Antonieta vive en un Versalles 90210 y en cualquier momento parece que va a sacar un móvil de entre las enaguas y va a decir a sus cortesanas: ‘Jo, tía, qué fuerte, el conde no me ha respondido el mensaje’.

Y entre tanta vacuidad, de repente hay una escena bucólica en la que la protagonista, que no había dado muestras hasta el momento de preguntarse algo más que a qué huelen las nubes -en ese decorado, incluso yo me lo hubiera cuestionado-, le comenta a sus amigas… las teorías de Rousseau!!!

La auténtica Marie Antoniette, que sí que cosechó fama de despilfarradora -Madame Déficit la llamaban- y casquivana, no se merecía servir de reclamo publicitario en este despropósito. La hija de Coppola ha hecho su  Jack.  De tal palo…                      

PD: Mucho menos ponzoñoso y más agradecido ha sido Inthesity   en su blog,  para gustos… los condones de colores