Curiosidades



El último rumor morboso que circula por las publicaciones norteamericanas es que January Jones, la ex mujer de Don Draper en Mad Men, es lo que se conoce como una pécora desalmada. De ese rostro angelical  y esa belleza gélida y distante que hubiera hecho las delicias de Alfred Hichtcock, dicen los que han trabajado con ella una serie de lindezas que la convierten en una Mesalina, una bella sin alma déspota y prepotente.

Todo empezó con las declaraciones del niño que interpreta a Bobby Draper, un aparentemente inocente infante de 11 añitos que previno al actor que le va a sustituir en la serie de AMC sobre su madre en la ficción:

Ten cuidado con January Jones, no es tan accesible como los otros. Ella se toma muy en serio lo que hace. Pero no es agradable con todo el mundo.

Este ha sido el detonante, el cerrajero de la Caja de Pandora para que excompañeros y demás se animaran a secundarle y a lapidar publicamente a la actriz. Así, Damon Lindelof, uno de los creadores de Lost y que trabajó con ella en X Men: Primera generación dijo en su Twitter sobre la muchacha esta lapidaria gracieta que pone en entredicho la valía de la intérprete:

Emma Frost’s THREE mutant powers: Telepathy, Transformation to Solid Diamond and last but not least, Sucking at Acting. En castellano: los tres poderes mutantes de Emma Frost -su personaje en el filme-: telepatía, transformación en diamante sólido y por último, y no menos importante, ser una pésima actriz.

Intratable en plató, mala actriz y por si fuera poco, su embarazo, del que no se conoce quién es el padre,  ha dado lugar a especular que el ¿afortunado? es Matthew Vaughn, director de X Men y… ¡Marido de Claudia Schiffer!

Huraña con los compañeros, sin talento ninguno, destrozahogares y… borde en los eventos sociales. Zach Galifianakis, actor de Resacón en las Vegas 2 cuenta que la actriz le instó a sentarse con él en una fiesta y, tras diez minutos de charla, le dijo: ‘Creo que ya te puedes ir yendo’. Zach, dolido y despechado le espetó:

January, eres una actriz en una serie y todos se olvidarán de ti en unos años así que, mejor, sé jodidamente simpática.

¿Ángel o demonio? ¿es tan detestable la pobre January?  o … ¿es un pelín borde con los niños;  no se esforzó -ni falta que hacía- en su papel en X Men;  el padre de su hijo no es el marido de la Schiffer y no soportaba la charleta de Zack Galifianakis? Las únicas declaraciones sospechosas de ratificar alguno de estos rumores malintencionados fueron las que ella misma hizo a la revista Marie Claire:

Cuando yo tenía 15 años las zorras del instituto eran unas zorras conmigo porque yo era más guapa

Sin duda es feo que alguien diga esto de sí mismo pero…. ¿es Jones una víctima de la envidia desde su adolescencia o simplemente, is a bicht, digo.. un bicho?

El miembro más ‘Drama queen’ de la pareja homosexual de Modern family, Eric Stonestreet,  suena como firme candidato a interpretar al actor de cine mudo Roscoe ‘Fatty’ Arbuckle en una TV Movie que prepara HBO y que dirigiría Barry Levinson. El guión se basará en este libro que ya anuncia en el título que la historia de este actor no fue una fiesta:  ‘ The Day the Laughter Stopped’, de David A. Yallop.

Se concrete o no este proyecto, este rumor bien merece recordar uno de los capítulos más morbosos de Hollywood Babilonia de Keneth Anger, cuyos dos libros sobre la cara oculta de las estrellas de cine me merendaba en mis mocedades.

Roscoe Arbuckle, conocido artísticamente por su volumen como ‘Fatty’, apodo que detestaba por otra parte, fue una estrella del cine mudo de los años 20. Se le considera el inventor del -en mi opinión- detestable gag del ‘tartazo en la cara’ que explotaba una y otra vez en las numerosas películas que protagonizó. Su relevancia fue enorme en los años del cine mudo e incluso le dió su primer papel en un filme a Buster Keaton.

Todo lo que sube baja, y en el caso de Arbuckle la caída fue abisal. El cómico, contratado por Paramount,  llegó a cobrar un millón de dólares al año en 1921. El fatídico 3 de septiembre fue a San Francisco con dos amigos y alquilaron tres habitaciones de hotel para celebrar una fiesta a la que invitaron a un buen número de aspirantes a actriz y para la que compraron litros de alcohol. Como es de prever, la celebración se fue de las manos.  Una joven -de profético apellido- Virginia Rappe,  enfermó durante el transcurso de la juerga falleciendo días más tarde. El médico del hotel diagnosticó una peritonitis y otra muchacha que había acompañado a Virginia a la fiesta  involucró a Arbuckle denunciando que le había roto la vejiga intentando violarla con una botella.

En un principio, parece que la amiga de la fallecida sólo quería dinero, llegar a un acuerdo monetario con los abogados del actor, pero el asunto se fue de las manos, llegó a las ávidas de William Randolph Hearst -el ambicioso editor retratado en Ciudadano Kane–  que  le postuló en sus publicaciones como culpable poniendo en su contra a la opinión pública.

Arbuckle se declaró siempre inocente y fue absuelto por la justicia en tres ocasiones, pero la truculenta historia que protagonizó  hundió su carrera y su vida personal, sus películas se retiraron y  falleció de un ataque al corazón con 46 años,  olvidado, alcoholizado y divorciado, echando por tierra para siempre el tópico de los ‘gorditos felices’.

Una de las sorpresas agradables de este verano, amén de Wilfred, ha sido esta extraña serie de FOX concebida para ser vista en Internet, TV o móviles. ¿Hasta dónde serías capaz de llegar por conseguir lo que deseas? es la premisa de The booth at the end -algo así como ‘el reservado al fondo’- que consta de diez capítulos de 10 minutos cada uno, con lo cual te la puedes ventilar de una sentada y si la empiezas, probablemente lo harás.

Con una producción ínfima y un inquietante argumento que recuerda a La tienda de Stephen King, The booth at the end se desarrolla en un típico ‘diner’  americano -aquí un Peggy Sue–  donde su cliente más fiel se dedica a recibir gente que necesita cosas para cambiar su vida o la de sus allegados. Así, por la mesa del señor X pasa un padre cuyo hijo está enfermo, una monja que quiere volver a escuchar a Dios o una adolescente que quiere ser más guapa, entre un grupo variopinto de pedigüeños. Pero nada es gratis en esta vida y el misterioso personaje insta a estos desesperados a hacer algo a cambio que, en principio, poco tiene que ver con su deseo: robar un banco, quedarse embarazada, proteger a una niña, poner una bomba, etc.

Los diez capítulos muestran únicamente las conversaciones entre los que piden y el enigmático ¿filántropo?, donde van contándole los progresos -o no- que hacen en las misiones encomendadas. La acción te la tendrás que imaginar, así que The booth at the end es la experiencia audiovisual más cercana a leer un libro. Con estas premisas por delante, las tramas de los personajes se van relacionando y componen un todo con moraleja incluida. Podríamos decir que es como In treatment pero con un diabólico y retorcido  terapeuta sentado al sillón.

El guión es obra del novelista Cristopher Kubasik , dirige -pero tampoco se mata-  Jessica Landaw y la protagoniza Xander Berkeley, un ubícuo actor visto en más de 80 películas e infinidad de series de TV. Entre los peculiares ‘clientes’ podemos encontrar a Matt Boren, el amigo que sólo recita tópicos en la despedida de soltero de Marshall en How I Meet Your Mother, el de ‘te casaste, la cagaste’. La monja abocada al desenfreno para cumplir su trato es la propia mujer de Berkeley, con tantas producciones televisivas a sus espaldas como él, Sarah Clarke.

Si te interesa puedes ver la serie íntegra en castelllano  en este enlace.

 

La profética campaña de la firma de vaqueros ha sido retirada temporalmente de las televisiones británicas. La firma llama la juventud a tener un espíritu pionero y optimista pero las imágenes de jóvenes enfrentados con la policía bajo el lema ‘Go forth’ en este momento, coincidiendo con la que se ha liado en el Reino Unido, ha hecho que la marca no quiera verse metida en problemas y deje de emitir los spots. El vídeo fue grabado en Berlín hace dos meses y es obra de Wieden & Kennedy.

Las curiosidades sobre la serie de HBO en la red no cesan. De hipnótica y de lo más trabajada se puede calificar esta animación que han realizado los artistas de College Humor sobre Juego de tronos. Este corto animado simula un videojuego de los de antes, una aventura gráfica de aquellas que corrían en  Scumm, donde se desarrollan a modo de misiones las escenas más importantes de la primera temporada de Game of thrones. Especial atención merece el primer encuentro erótico entre Drogo y Kaleshi -con victoria de ésta última- o la breve pero hilarante  intervención de Jon Snow. En conjunto, una delicatessen para fans de la serie.


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