Los BAFTA no le han hecho justicia y Benedict Cumberbatch se fue sin premio. No así su compañero, Martin Freeman, que se llevó el reconocimiento al mejor actor secundario y la serie que ambos protagonizan, Sherlock, de la BBC  que se alzó con el galardón al Mejor Drama.

Los que hemos visto la adaptación más moderna del personaje de Conan Doyle -con todo el respeto para Daniel Rigby– estamos decepcionados, pero como en otoño se emitirá la segunda parte, y el muchacho tiene méritos de sobra, esperamos que el año que viene lo consiga.

Para los que hemos quedado impresionados con el talento de este intérprete, vamos a repasar un poco su  carrera. Benedict Cumberbacht, aunque aparenta menos, tiene 35 años, es hijo de actores y como buen actor británico se ha formado en una prestigiosa escuela interpretativa londinense.

Aunque aquí poco sabíamos de él, en el Reino Unido es una celebridad que había protagonizado un biopic de la BBC basado en la vida de Stephen Hawkin y sí, Cumberbacht interpretaba al mismísimo físico.

Esa proyección de voz de Cumberbacht no podía haberse forjado en otro sitio que no fueran las tablas del teatro y uno de los mayores éxitos que ha cosechado en este medio ha sido Frankestein.

En cine ha participado en Atonement y en Amazing Grace pero su despegue cinematográfico parece que comienza ahora ya que tiene pendiente de estreno War Horse de Spielberg. Por mi parte,  creo que con el argumento de este filme ni la presencia de este efebo me hará verla. De lo que se habla estos días es de su posible presencia en el Hobbit de Peter Jackson, donde su compañero Watson interpreta a  Bilbo y Cumberbacht… aún  no se sabe pero yo, le veo más élfico.