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La crítica se ha cebado bastante con esta nueva película de Aronofsky. En Venecia recibió un unánime abucheo y el público, le ha dado la espalda en la taquilla.

Pues será que tengo debilidad por los perdedores o que soy más obsesiva que el director, o yo que sé, pero a mí La fuente de la vida me encantó y me parece con mucho la propuesta más interesante de la cartelera.

El filme cuenta cómo Hugh Jackman busca de forma desesperada una solución para la enfermedad mortal que padece su amada. Esta búsqueda de un milagro se desarrolla en tres épocas y tiempos diferentes -o no-. Se puede ver a Lobezno de cirujano moderno, de conquistador español y de budista new age.

En resumen lo que cuenta Aronosfsky es tan sencillo como la dificultad de asumir la pérdida de un ser querido y una historia de amor de ultratumba. Todo filmado con un caleidoscopio, velas e incienso y con una banda sonora impresionante. El resultado a muchos les parecerá una boutade y una pedantería pero a mí me encantó y me resultó de una delicadeza y un lirismo poco frecuentes en el cine actual.

Jackman está impresionante -en todos los sentidos- y Rachel Weisz es la perfecta mezcla de fragilidad y ternura.

La película es evidente que tiene vocación de incomprendida, pero los anteriores filmes de Aronofsky no eran muy comerciales que digamos y esta es también una película de autor pero sin el look ultramoderno que empleó en Réquiem por un sueño -que se cuenta entre mis películas favoritas de la historia del cine- y es lo que creo que sus seguidores no le perdonan. Pero es evidente que el realizador nada completamente a contracorriente y eso me encanta, no se puede negar que tiene un par de narices.

Onanismo mental absoluto que si me hubiera aburrido hubiera titulado con saña: ‘Legolas conoce a Jodorowsky‘ . Estas son mis impresiones si no les gustan tengo otras.